En el transcurso de nuestra vida para poder sobrevivir en este mundo, el ser humano tiene que realizar diversas actividades: laborales, sociales. Todas ellas conllevan a emplear determinado tiempo para cumplirlas y tener una vida activa.
Ahora bien, este tiempo que tomamos para ejecutar todas nuestras actividades las medimos con un reloj que nos permite ver las horas que tenemos para llevarlas a cabo, pero por otro lado hay situaciones en donde no empleamos este instrumento para medir el lapso de tiempo que transcurre en determinado momento, sino que empleamos expresiones de largo o corto para catalogarlo.
Estas expresiones de “corto o largo”, son empleadas comúnmente por las personas para medir la duración de cualquier evento que se les presenten a lo largo de la vida, lo que sugiere que el tiempo tomado de esa forma va hacer circunstancial y subjetivo.
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Por lo tanto el tiempo es una circunstancia intuitiva que se relaciona con el cambio que experimentan las cosas y sus relaciones. Nuestra percepción subjetiva del tiempo depende mucho de la situación emocional en que nos encontremos en determinados momentos como son la atención, motivación, interés, frustración, aburrimiento y estado de la conciencia en general.
Ahora bien, nos preguntamos qué hace que el tiempo sea más lento cuando nos encontramos aburridos.
¿Por qué el tiempo va más lento cuando estamos aburridos ?
En tu vida te habrás dado cuenta que en ciertas ocasiones, el tiempo ocurre de forma rápida en especial cuando estamos entretenidos, felices sin ningún tipo de problemas que nos ocupe la mente, pero en otras ocasiones que no estamos de ánimo, tenemos alguna preocupación o estamos esperando algún resultado de cualquier noticia, entonces este tiempo se nos hace demasiado largo. Toda esta percepción del tiempo está determinada por el sistema nervioso central, es decir nuestro cerebro. La mente es muy poderosa y ella nos domina hasta tal punto que controla casi todas nuestras emociones y la duración de las mismas.
Esta percepción del tiempo está relacionada con las funciones del cerebro, quien procesa la información obtenidas del mundo exterior y las proyecta como una sensación de temporalidad, y que lo hace responsable de que percibamos el transcurrir del tiempo de forma diferente, más largo o corto de acuerdo al momento que estamos pasando.
También, en el cerebro se encuentra un neurotransmisor llamado dopamina que actúa como un mensajero químico que influye en esta sensación del tiempo. Según diversas investigaciones, este neurotransmisor tiene mucho que ver con la medida subjetiva del tiempo que hacemos en muchas ocasiones, como cuando tenemos que permanecer a la espera de algo, nos encontramos solos y aburridos, enfrentamos alguna enfermedad o no estamos motivados emocionalmente.
Hay que hacer notar que el tiempo transcurre con la misma frecuencia, sólo que el ser humano lo percibe de diferente manera de acuerdo a la situación que se le presenta. La capacidad que tenemos las personas de medir el tiempo de forma relativa, tiene mucho que ver con las emociones y la motivación.